sábado, 28 de abril de 2018

Pensamientos...


Largas son las esperas de las horas inagotables de un día solitario en el patio afincado. Con ojos castaños veo la luz del sol cruzar el lugar, de pared a pared, día a día sentado en mi atril, contemplando la armonía.
Armonía de la vida, viendo las plantas crecer y el sol resplandecer. Las gotas del rocío cada mañana brillan en las hojas posadas, para desvanecerse con el tiempo, hasta el siguiente amanecer de buen tiempo.
Una urraca se posa sobre una piedra. Inquieta salta en ella, mientras yo la observo con curiosidad y cierto instinto me impulsa a saltar. La urraca vuela asustada a la pared más elevada y yo me quedo contemplando sin poder llegar a su altura por falta de envergadura.
Escucho de cuando en cuando a mi buena compañía, que aunque vieja es terca y ruidosa. Se aburre tanto o más que yo, pero por mucho que me enfade con él, cada día le quiero más que ayer. Refunfuña y remolonea, porque la edad no pasa en pena, pero con el me he criado y él me ha enseñado, a pasar cada día aquí plantado en melancolía.
Un ruido escucho a lo lejos y toda pena se me pasa, corro hacia la puerta a ver qué pasa. Por fin llega la hora y al abrir la puerta mi corazón se descontrola. Todo lo que espero se compensa con esta alegría viendo a mi dueño entrar en casa como cada día.

Pensamientos... de perros :)

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