Dragón de fuego
eterno recuerdo.
Calor interno
brasas e incendio.
Fervor exalado
en un suspiro atenuado.
Una llama se enciende en tu interior, suave y lento va ardiendo. Cálidamente te inunda y te embarga, por cada extremidad encontrada, por cada segmento de tu cuerpo hallado.
Mantiene el calor, la vida en una chispa ahora encendida que puede desvanecerse poco a poco o rápidamente absorbida por un tornado, pero jamás extinguida, y si esto pasa, la chispa volverá a retornar en llama ardiente una vez mas.
Una explosión repentina te invade por completo como una marea de lava recorriendo tus venas. Intensa sensación, hormigueo en los dedos, repentino fulgor en los ojos que miran intensamente su nuevo objetivo.
Respira, siente el fuego, deja que se apodere de ti, sigue el instinto, ese cosquilleo perturvador y agradable a la vez, que te enreda sin remedio alguno. No luches contra él, forma parte de ese poder, domínalo y mantente firme.
La batalla acaba de empezar,
y tú no la perderás.
Sudor, tierra y sangre
mezclado con cuerpos errantes.
El ojo se abrió
mostrando el resplandor
de un ambarineo color
que da paso al dragón.
Despertar la furia del fuego, engendrado en el interior del averno, levanta y asciende entre el viento, chispeando en una llama que se eleva.
Dragón que expande sus alas y alza el vuelo, planeando entre la bruma y fragor, con el ojo en su misión.
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